miércoles, 9 de diciembre de 2009

Recuerdo

Una melancolía irreconstructible al borde del desahogo me comprime la garganta tras recordar mis vacaciones en el campo de mi tata. Tardes silentes en la casa, cierto olor a historia y una galería colonial inundaban mis pensamientos aquella madrugada. Carisma lucían los personajes de dichas vacaciones.
Fosforitos, tortas pirotécnicas, petardos sonaban junto con miradas perplejas y alegría. Los gritos deshacían todo raciocinio posible y la excitación nos colmaba.
Los latidos sentía.
Las ciruelas se veían al día siguiente enclavadas en el árbol junto al quincho.

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